Los días 8 y 9 de mayo celebramos la IV Edición del Día de Europa, con el apoyo del área de Promoción Económica del Ayuntamiento de Getxo y el área de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia. Este año, hablamos sobre patrimonio y turismo sostenible, en el marco de la declaración de 2018 como Año Europeo del Patrimonio Cultural.
La celebración del Día de Europa en Getxo se concibe como una oportunidad para debatir y reflexionar, desde experiencias prácticas, sobre cuestiones que interesan a la ciudadanía de Europa. No es por tanto, una efeméride centrada en la Unión Europea, sino en un momento de encuentro y reflexión entre personas que vivimos en Europa.
Este año, hablar sobre patrimonio, turismo y desarrollo sostenible, se ha revelado como un elemento de enorme peso, con una transversalidad desconocida para nosotras.
Durante la jornada del día 8, se presentó la visión general de lo que supone el Año Europeo del Patrimonio Cultural, a partir de la experiencia y del conocimiento de representantes institucionales del Ayuntamiento de Getxo (Ignacio Uriarte), de la Diputación Foral de Bizkaia (Andoni Iturbe), de Gobierno Vasco (Mikel Antón), y del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (Augusto Paramio). Fue un encuentro interesante, por lo que supuso de punto de partida con respecto a la sesión del día siguiente, y porque permitió a muchas de las personas asistentes el tomar conciencia de los programas a nivel europeo en los que el foco en el patrimonio representa un valor añadido en el proyecto.
La jornada del día 9 se centró en experiencias prácticas. Una jornada intensa, emocionante, con presentaciones que iban a lo emocional, a los sentimientos. Porque el patrimonio forma parte de las personas, identifica nuestro pasado, proyecta nuestro futuro. Por eso, durante las ponencias, se abordaron temas trascendentales a cualquier sociedad, como es la necesidad de la educación y el conocimiento, en este caso en torno al patrimonio, para sembrar la cultura del respeto y la sostenibilidad.
Se puso sobre la mesa la encrucijada del turismo y el desarrollo económico, frente a la necesidad de respetar y conservar nuestro patrimonio. Estamos ante un binomio complicado, así reconocido por algunas de las personas que participaron como ponentes.
Gracias a Nekane Irusta, que nos enseñó Lea Artibai, el proyecto Hericoast, y cómo hacer de la recuperación del patrimonio, un recurso turístico. Marta Uriarte, Urko Balciscueta y María Peraita, nos hicieron vibrar con el Puente de Bizkaia y las Galerías Punta Begoña respectivametne. Dos representaciones emblemáticas del patrimonio getxotarra que guardan elementos cruciales de nuestra historia. Petra Rundqvist vino desde Suecia para hablarnos de los itinerarios literarios basados en Wallander, personaje inmortal creado por Mankel. Sus reflexiones fueron de gran utilidad en la jornada que tuvimos con ella y el área de turismo de la Dpiutación Foral de Bizkaia. Jon Rivas nos dio una visión rompedora del patrimonio, observándolo desde la bicicleta que hace kilométros en el Tour de Francia o en la Vuelta Ciclista. Personalmente me encantó su exposición, los detalles del enfoque… Y cerramos con Libe Fdez. Torróntegui, directora de Reharq, que nos contó el maravilloso proyecto de definición de itinerarios culturales que se está trabajando en Getxo para poner en valor nuestro patrimonio. Sí, tiene razón, hay todavía muchas cosas que no conocemos de los edificios, de los lugares, del entorno en el que vivimos.
Si nos fijamos, en estas experiencias se han dado cita elementos fundamentales en nuestra vida cotidiana: educación, cultura, emprendimiento, ocio, deporte… Todos han girado en torno al patrimonio, y todos han encontrado en él un elemento tractor.
Sin duda, el patrimonio cultural es un elemento que nos une, sin importar las fronteras. Intercambiar experiencias del patrimonio es construir la identidad cultural de Europa, huyendo de postureos, bajando a lo concreto, llegando a la ciudadanía.