El pasado viernes 15 de junio disfrutamos de la segunda comida-coloquio, en el marco de «Los Encuentros de eCivis«, una iniciativa que hemos lanzado este año y que tiene como objetivo promover diálogos y encuentros informales entre la ciudadanía, a partir de un tema concreto. Si en febrero charlamos sobre STEM y mujer con Beatriz López, en esta ocasión hemos charlado sobre patrimonio cultural, igualdad de género y educación con María José Torrecilla, técnica de conservación y responsable del programa educativo del Museo Fábrica La Encartada.
En el espacio de la Escuela de Hostelería de Fadura, unas 15 personas mantuvimos una charla interesante y distendida sobre la preservación de nuestro patrimonio, la necesidad de su conservación, la necesidad de su puesta en valor y conocimiento por parte de la ciudadanía, especialmente por parte de la juventud; así como la necesaria implicación de la clase política y de las administraciones, en ocasiones más preocupadas por la rentabilidad político-económica a corto plazo más que por la preservación de elementos sustanciales para entender nuestra identidad, nuestro presenta y nuestro futuro.
María José Torrecilla es una mujer implicada y enamorada de su trabajo. Es de esas personas con las que al hablar te da el subidón y te entran ganas de hacer cosas. Escucharle hablar de La Encartada era como retrotraerse en el tiempo y ver sus máquinas a pleno rendimiento, una fábrica textil que supuso
una revolución en su momento, y que, en lo que se refiere a la construcción de modelos de igualdad entre hombres y mujeres, puso también su granito de arena, impulsada por las necesidades del sector en muchos casos. Pero ahí quedó.
El debate en los cafés nos dejó algunas frases para la reflexión, y que no por ya haberlas oído en otros espacios, no dejan de ser necesarias en su reiteración:
- La función de los museos es la educación de la sociedad. En efecto, el museo puede ser un soporte tan bueno como cualquier otro para educar, y no sólo en aquello que expone o contiene, sino también sobre igualdad. Esto adquiere especial relevancia en este tipo de museos, referidos a la industria, y en concreto y por lo que se refiere a La Encartada, en un sector como el textil, con una presencia significativa de mujeres en su plantilla.
- El museo debe ser un elemento inclusivo de la comunidad, trabajando para ella, pero también con ella. Esto es así en el caso de La Encartada, donde el pueblo de Balmaseda se implica en los actos de teatralización de una jornada en la fábrica, el domingo más próximo al 8 de marzo. No os lo podéis perder.
- El patrimonio hay que moverlo. Hay que sacar el patrimonio a la calle, darlo a conocer a la ciudadanía.
Sin duda, María José Torrecilla y La Encartada hacen gala de este trinomio y lo llevan a la práctica en las diferentes actividades que explicó en la comida-coloquio, y en las que esperamos poder participar en breve. De momento, nos llevamos el obsequio de La Encartada y María José, un maravilloso libro sobre el Museo, y la invitación a acudir al mismo.
Desde aquí os invitamos a no perder la oportunidad de visitar el Museo Fábrica La Encartada, así como de otros muchos espacios de nuestro patrimonio cultural, que conforman nuestro paisaje y nuestra identidad.