El pasado miércoles 2 de diciembre arrancamos la ronda de diálogos en el marco del proyecto “Soy Sostenible”, que con el apoyo del área de Cohesión Social del Ayuntamiento de Getxo tiene como objetivo sensibilizar a la ciudadanía sobre en qué consiste este nuevo modelo de economía sostenible, poniendo sobre la mesa experiencias e iniciativas concretas que lo visibilicen a la ciudadanía.
Para ello, este miércoles contamos con la participación de Roberto Cacho, gerente en Etikalia S.L. inmobiliaria ética, y con Adriana Uribesalgo, Socia Fundadora y Directora Creativa en Ekomodo y Directora de Desarrollo de Negocio en Eko-Rec. Durante la sesión, en la que participamos alrededor de 12 personas y que tuvo que realizarse online a través de la plataforma Jitsi, debido a la situación actual de pandemia, ambas empresas nos contaron cómo surgieron, qué hacen, y en qué medida incide su visión y sus valores en el desarrollo de su negocio.
Apostar por sacar adelante una iniciativa de negocio, ya de base no es cosa sencilla. Pero si a ello le sumamos el propósito de vincular su desarrollo al respeto de ciertos valores y formas de entender la vida, la cosa se complica. Porque ello va a suponer el tener que renunciar, a veces, a oportunidades de negocio que podrían sacarnos de un apuro por ejemplo. Así nos lo señaló Roberto Cacho, si bien al poner en la balanza los pros y los contras, parece que el resultado va compensando poco a poco, y muestra de ello es la nueva oficina que han estrenado recientemente en Vitoria.
Etikalia es la primera inmobiliaria ética del Estado. Un modelo de negocio que apuesta por movilizar la vivienda vacía sobre ciertas premisas de trabajo que no sólo afectan a la forma de prestar el servicio, sino también a la forma de entender la relación de trabajo dentro de la empresa, o la manera de interactuar con los proveedores. No se trata sin embargo, de ser talibán en esto de la sostenibilidad, sino de integrar este concepto dentro del desarrollo del negocio de manera que en cualquier caso, prime la calidad del servicio sobre todo. Ello lleva a situaciones donde no todo lo que se hace o compra sea sostenible de por sí, pero sí que a igualdad de condiciones y de calidad del servicio, se apueste preferentemente por un modelo sostenible.
Ekomodo y EkoRec dan una nueva vida a las botellas de plástico. Para ellos no es basura, es materia prima, y consiguen elaborar a partir de aquí un atractivo catálogo de productos que, en el caso de Ekomodo, se centran fundamentalmente en material de oficina, bolsos, carteras y fungibles vinculados a la tecnología. Un escaparate online que sorprende si nos paramos a pensar en lo que eran en un principio, botellas de plástico recogidas como un residuo. Esta iniciativa trabaja con un abanico amplio de empresas, y desarrolla otro tipo de iniciativas de compromiso social, trabajando con entidades de inserción social, por ejemplo.
Al hilo de estas experiencias, y del debate que surgió en la sesión, desde eCivis nos surge la pregunta de cómo hacer llegar esto a la ciudadanía. Parece claro que, en el caso del alquiler de una vivienda, la gente acude por una necesidad concreta, la de alquilar. Y ahí, se trata de convencer en el servicio; la sensibilización en valores sostenibles vendrá después, bien porque se lo vamos contando, bien porque, en la actividad de consumo de productos y servicios, vamos viendo que lo sostenible también es una opción competitiva y de calidad.
En el caso de productos consumibles como los que ofrece Ekomodo, existe un perfil muy determinado de clientela, que ya está sensibilizada, responde además a un determinado patrón de consumo, y que resulta de fácil acceso. Está por otra parte el comportamiento empresarial, que empieza a ser consciente del potencial de la sostenibilidad como factor diferencial en la venta de su producto y servicio, sobre todo en un colectivo determinado de población. Nos movemos en este ámbito en un terreno frágil, no en vano la palabra “postureo” salió en el debate. La pregunta es, ¿cómo podemos conseguir que el consumo sea sostenible de una manera más generalizada? Existen iniciativas como estas dos que hemos conocido, innovadoras, frescas y sorprendentes. Pero… ¿llegan a toda la ciudadanía, o sólo a un segmento que “ya se lo sabe”? ¿Qué tipo de alianzas, sinergias, redes… son necesarias para que la sostenibilidad salga de esa “zona de confort”, de los think tanks y de las estrategias publicitarias, para que se normalice en nuestros hábitos de consumo?
No es fácil contestar a estas preguntas, y no queremos ser frívolas en el enfoque. El cómo llegar a la ciudadanía pasa por vender productos y servicios de calidad, y no es fácil posicionarse en un mercado que de momento no es sostenible, para ser capaz de competir con otro tipo de productos y servicios que, por estar dentro del modelo económico tradicional, juega con ventaja puesto que hay ciertos costes que ya los tiene superados y no suman en el precio final. Ello implica que, al menos de momento, parece que el consumo sostenible requiere cierto “cash”. Desde luego, nos encantaría conocer iniciativas que nos demostraran que, en esto del consumo sostenible, estamos equivocadas y resulta de verdad accesible para cualquier bolsillo.
Desde eCivis y desde otras organizaciones, tenemos que asumir un cierto compromiso activo para darlas a conocer, popularizarlas, y propiciar entornos colaborativos entre estas iniciativas empresariales y las administraciones, para conseguir poco a poco, que lo sostenible sea popular, y no sólo lo que está de moda.