El pasado martes 6 de octubre tuvimos el placer de participar en el World Metropolitan Day, mediante un debate online organizado conjuntamente entre eCivis y Eurolocal. Ambas organizaciones llevamos manteniendo debates no presenciales desde el mes de mayo, empujadas por la crisis sanitaria y a la vez, por la necesidad de no perder el espíritu de reflexión en la ciudadanía.
En esta ocasión, quisimos sumarnos a la efeméride del World Metropolitan Day de la mano de dos ponentes de excepción, que aceptaron colaborar con nosotras en el debate titulado “Las ciudades como motor para la transformación en sociedades más sostenibles, resilientes y justas”. Por un lado, contamos con Pau Solanilla, consultor internacional e impulsor de la plataforma sostenibles.org, y por otro, con Sonia P. Landázuri, arquitecta en Quiquiricú, consultoría de innovación social.
La ciudad debe entenderse como un espacio donde la gente pueda desarrollar sus proyectos vitales, cualquiera que sea la procedencia de las personas. Debe ser un espacio cívico, un entorno que favorezca la participación ciudadana, la interacción de lo público con sus vecinos y vecinas, en un contexto local, pero de mirada global. Un entorno competitivo en el sentido positivo de la palabra, que trabaje por ser sostenible en el sentido amplio de la palabra, esto es, desde un punto de vista social, económico, y de equidad. Y finalmente, debe ser un espacio híbrido, capaz de maridar lo físico con lo digital, entendiendo en todo caso la tecnología como medio para conseguir este territorio activo, solidario, resiliente y por qué no, divertido y atractivo para todas las personas que habitamos en él.
Empezamos así el debate, con estos importantes retos para las ciudades, que llevan a pensar qué es lo necesario para redibujar la ciudad conforme a este esquema. Y ante esta reflexión, comenzamos dando una vuelta acerca de qué es lo que había puesto de manifiesto el contexto de cambio actual para así, con lo que deseamos y con lo que hay, poder atisbar el camino por donde se podría avanzar. Y es que esta situación de crisis la padece de una manera clara el territorio urbano, poniéndose de manifiesto:
- La ausencia de conciliación de las personas con el planeta. No podemos vivir de espaldas a la naturaleza. Y hay muchas cosas que podemos hacer desde lo pequeño, desde la ciudad, para revertir esa situación, como, por ejemplo, impulsar el consumo de proximidad.
- La ausencia de conciliación de las personas con el espacio. Las ciudades se han revelado como lugares que no facilitan la vida comunitaria, se construyen y desarrollan impulsados más por intereses económicos que por la pretensión de favorecer un entorno apto para el desarrollo de la comunidad.
- Y, por último, ha dejado ver la ausencia de conciliación con nuestro entorno más cercano (familia, hogar).
¿Qué acciones se podrían llevar a cabo?
- Hay que plantear en primer lugar una necesaria reconfiguración del espacio público, una transformación urbana, que sea sostenible pero no excluyente. Y como ejemplo tenemos que poner espacios verdes en las ciudades puede ser, por paradójico que parezca, excluyente para ciertos colectivos. Transformar y redibujar sí, pero sin dejar a nadie atrás.
- De esta forma, hay que retornar a modelos de urbanismo ecosistémico, reconciliándonos con nuestro entorno próximo, aprendiendo a explotar los recursos y a vivir en la ciudad de una manera sostenible en lo medioambiental, en lo económico y en lo social.
- Necesitamos repensar la gobernanza. La Covid ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer espacios colaborativos, espacios para la cocreación. Porque actuando juntas, las personas somos mejores y podemos hacer más.
- Ello se liga también a la recomendación de profundizar en la gestión de la ciudad desde lo local, desde lo municipal, pero sin perder de vista nuestra posición en la globalidad y buscando por tanto el participar en modelos de gobernanza imbricada. Y además, contando con la ciudadanía, ligando proyectos cívicos con la actuación administrativa que, a una velocidad decimonónica, ha quedado desnuda ante la ciudadanía de una manera preclara: la transformación de la actuación administrativa y su mastodonte burocrático exige sin más dilación una intervención drástica y eficaz, modelos de tramitación y de gobernanza electrónica que no se pierdan en procedimientos interminables y que conecten, por fin, con la ciudadanía.
- La ciudad necesita repensar los horarios, necesita intervenir colaborativamente con proyectos cívicos para reconfigurar la gestión del tiempo, como elemento tractor para otras transformaciones necesarias en el espacio urbano.
Estas cuestiones surgieron en el marco de un interesantísimo debate, muy participativo. Y aunque es cierto con son temas que no son inmediatos sino que requieren tiempo y rodaje, no lo es menos que el hecho de ponerlos sobre la mesa puede ser inspirador para entidades sociales y organizaciones interesadas en estas cuestiones para, poco a poco, ir participando y contribuyendo a la reconfiguración de nuestras urbes.