Hace unos días apareció en prensa una noticia referente a la apuesta de Gobierno Vasco por medidas pioneras para poner el alquiler social como referente de su política de vivienda, a través de diferentes iniciativas.
Realmente, el foco en el alquiler social viene ya de lejos como una de las prioridades del modelo conceptual de vivienda de Gobierno Vasco, apostando por diferentes medidas, y en un proceso de benchmarking y análisis permanente de iniciativas, modelos y experiencias de otros países europeos, relacionadas con la búsqueda de fórmulas para conseguir una vivienda asequible, definiendo así modelos que den más opciones de acceso a la vivienda.
Es una realidad que el modelo de vivienda de Euskadi constituye un referente no sólo a nivel estatal, sino también internacional (su modelo e iniciativas por ejemplo en cuanto a participación ciudadana en esta materia han recibido galardones y reconocimientos diversos, tanto en Naciones Unidas como en la Comisión Europea), y de esta forma, la apuesta decidida por el alquiler constituye una buena noticia, sobre todo si la ponemos en contexto, en el marco de una reflexión a nivel mundial sobre cómo abordar nuevos modelos socioeconómicos, para propiciar un desarrollo sostenible de nuestros entornos urbanos.
Pero el modelo de vivienda vasco va más allá de la apuesta por el alquiler social. Precisamente por esa labor de vigilancia y análisis permanente, que se ha concretado en el Observatorio Vasco de la Vivienda, de nuevo referente a seguir, se han ido consolidando diferentes programas e iniciativas que quieren cubrir diferentes colectivos ciudadanos, y dar salida además al parque de viviendas existentes, de manera que se pueda completar la oferta de vivienda pública. Tal es el caso por ejemplo de los programas ASAP y Bizigune, para movilizar el parque de vivienda libre; la apuesta por la rehabilitación para la recuperación y puesta en valor de edificios de nuestros entornos; y diferentes programas en proceso o en curso, como Gaztelagun por ejemplo.
Para la construcción de este modelo, el apoyo en la ciudadanía es fundamental, y prueba de ello son las propuestas de participación que se lanzan periódicamente, y que permiten dar forma e identificar propuestas para los planes de vivienda plurianuales. Insistimos en la participación, como clave para acercar los logros y avances a los y las ciudadanas, y de esta forma contribuir a superar estereotipos en torno a la gestión de la vivienda pública. Será necesario seguir trabajando en estos procesos de participación e interacción con la ciudadanía, para un diálogo permanente paralelo al proceso de consolidación del modelo. Para que así, ciudadanía y gestión pública sean parte de un todo.
A seguir.