La consultora OREKA, adjudicataria del trabajo de diagnostico de Igualdad del Ayuntamiento de Getxo, será la responsable de la elaboración del informe de situación y de conclusiones para la elaboración del III Plan de Igualdad del municipio.
Este diagnóstico ha contado con un proceso de participación ciudadana. eCivis ha participado en dos de las cuatro intensas sesiones. La duración de las mismas ha sido un tanto larga, pero muy bien enfocada y dinamizada. El objetivo ha sido la recogida de experiencias personales de la ciudadanía para completar la investigación de datos cuantitativos y cualitativos recabados de diferentes fuentes de las administraciones públicas.
¡La Igualdad tiene tantas “patas” y todas ellas transversales en nuestra vida!. En dos tardes hemos echado una mirada al municipio desde el empleo, juventud, deporte, educación y euskera, partiendo de un entorno inclusivo y sostenible. La segunda tarde ha sido la mirada desde los cuidados sostenibles y corresponsables: salud, cuidados en el ámbito familiar y cuidados en el ámbito público y asociativo.
La segunda sesión nos ha constatado la diferencia existente de género. Se detecta que el género condiciona la salud. A pesar de que la vida es más larga, en el caso de las mujeres, son las que más sufrimos enfermedades crónicas y, las que más acudimos a los centros de salud del municipio (58%). A la oficina municipal sobre orientación afectiva sexual durante el año 2015 han acudido un 57% de mujeres. De entre ellas, el 50% son de origen extranjero.
Las mujeres predominan en las residencias del municipio. En concreto, la residencia del Sagrado Corazón de Getxo, en el 2015, tenía 109 mujeres y 29 hombres. Si la diferencia de género se ve clara en el ámbito de la salud, aún se ve más clara cuando nos vamos al ámbito de los cuidados, ahí si se ve por todos los lado, por un lado, por el otro, incluso de esquina.
Las cifras “cantan” en cuanto a la presencia de las mujeres ante el cuidado de niños y niñas y de personas mayores. Las mujeres cuidan y sino es así contratan mayoritariamente a otras mujeres. Y, si contratan a un hombre, tal vez, por su fuerza física, cobra más. Pero con todo, a mi entender, la reflexión más profunda que se produjo entre las personas participantes, la mayoría mujeres pero con algún hombre, ha sido que las mujeres asociamos el cuidado con el afecto. Hacemos un todo. La consecuencia, por tanto, es que desgasta más. Se resiente la salud física y la emocional. ¡Claro!
En conclusión, el género condiciona la salud y las mujeres continuamos estamos en los cuidados, y esperando que llegue la corresponsabilidad por parte de los hombres, las instituciones, etc.