A la vista de los resultados más inmediatos, parece que el Estado de Bienestar es incompatible con un sistema de producción eficiente. Si por Estado de Bienestar significamos el reconocimiento de un conjunto de derechos sociales y económicos fundamentales para poder construir una sociedad comprometida y de calidad, casi podríamos decir que el respeto de los mismos (derecho a un empleo digno, vivienda,…) queda en entredicho con el sistema económico actual.
Y es que por mucho que nos quieran vender con esto de la responsabilidad social aplicado al contexto económico, la quiebra la encontramos en un mercado (laboral, productivo, financiero), donde lo que prima es la acumulación de beneficios económicos sobre el beneficio social, sobre el impacto escalable en nuestro entorno, en nuestra comunidad más cercana. El beneficio global se contabiliza en términos económicos, contantes y sonantes, mientras que aspectos a medio plazo fundamentales para esa sostenibilidad del modelo, tales como la cobertura de necesidades vitales para todas las personas, la conciliación con la vida personal o la racionalización de los horarios de trabajo, quedan en un segundo plano.
La economía social… ¿es la alternativa?
En esta situación quebradiza y crítica, donde nos movemos por inercia, pero con malos vientos para el futuro, es donde emerge la economía social y solidaria, un nuevo giro a esto de ganarse las lentejas pero sin dejar sin ellas al resto del respetable. Un nuevo modelo sostenible, posible, que supone repensar las relaciones económicas desde unos parámetros completamente diferentes, donde la prioridad no está tanto en lo contante y lo sonante, sino en aquello silencioso pero tan necesario como es la satisfacción vital de las personas.
Es la economía por la que estamos apostando desde eCivis. Porque pensamos que puede ser una alternativa para muchas familias y personas que en este momento están en un fondo complicado. Ahí queremos estar. Donde se persigue construir relaciones de producción y distribución basadas en la justicia, la cooperación, la reciprocidad y la ayuda mutua.
El verdadero cambio social debería venir de la mano de la promoción de alternativas económicas, basadas en patrones diferentes. Y no lo decimos desde eCivis. Algunos economistas ya han adelantado estas ideas, y para nada resultan utópicas. El ganar-ganar debe reinterpretarse, porque no todo es igual.