El cambio ha llegado, y tiene nombre de mujer


Ayer, 24 de mayo, tuvimos el gusto de asistir al comienzo de un despertar.

Un despertar que ya se había iniciado hace tiempo, aquel 15 de mayo, cuando cientos de ciudadanos y ciudadanas expresaron su descontento en la calle, se dejaron ver, por fin, y removieron las conciencias de cuantos aún seguían en sus casas, en sus sofás, cómodamente sentados esperando una solución que aún no ha llegado.

Este despertar ha sido posible gracias a la participación construida desde la base, con unos enfoques de sentido común: gestión ordenada, con justicia social, sin corrupción ni clientelismos. Un hacer política como su propio nombre indica, y que hasta ahora se había desvirtuado y emponzoñado.

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Esta participación se manifestó ayer, 24 de mayo, pero como bien se ha dicho en las redes sociales, no debe, no puede limitarse ahí. Porque hacer política y participar es trabajar en nuestros barrios, en nuestros pueblos, desde lo pequeño, para construir y hacerlo grande, para llegar mucho más lejos de lo que en principio se acaba de alcanzar. Porque esto no tiene que ser más que el comienzo del renacimiento de la participación y el compromiso ciudadano.

Y en todo este contexto emocionante, revolucionario, son las mujeres las que por fin, se dejan ver e irrumpen en la escena política contra todo pronóstico. Más allá de las políticas paritarias, de los números de la igualdad más demagógicos que reales, nos encontramos que Madrid, Valencia y Barcelona tienen en este cambio, nombres de mujer. Y de esta forma nos encontramos con un horizonte más ilusionante si cabe; ya que a la manifiesta participación ciudadana y al talante renovador, se suma la feminización de la política, en toda su expresión, sin asunción de roles masculinos, reconociendo lo que somos y como somos. Para, desde ahí, hacer política de forma renovada, sin modelos predefinidos.

Queda aún mucho camino por recorrer. Es por ello del todo necesario seguir trabajando por la participación de la ciudadanía. No sería de recibo que ya nos diéramos por satisfechos y satisfechas, y volviéramos a sentarnos, a esperar que este talante renovador sea capaz de resolvernos los problemas. Eso no es comprometerse, eso no es participar. Sal, colabora, critica desde el conocimiento y con espíritu integrador, adquiere compromisos, trabaja por mejorar tu comunidad.

Civismo, participación, compromiso, esfuerzo, convicción, respeto e iniciativa. Algunas de las claves para prosperar con este cambio.

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