El pasado lunes 17 de noviembre participamos en la jornada de contraste del Libro Blanco de Democracia y Participación Ciudadana para Euskadi en Biskaytik (Getxo). Junto con otras 66 personas, algunas de las cuales eran ya conocidas en los periplos profesionales independientes de los miembros de eCivis, estuvimos debatiendo sobre el contenido del documento, los elementos que faltaban y los aspectos a desarrollar.
El proceso de gestación de este documento, del que sinceramente esperamos algo más que un simple entregable más, nació de la mano de Lehendakaritza y el Departamento de Administración Pública y Justicia de Gobierno Vasco, enfocando su desarrollo desde la idea de la necesaria participación pluridisciplinar de diferentes agentes y colectivos, que pudieran aportar iniciativas de interés en esta cuestión, tan necesaria para generar valor público responsable.
La necesidad de este documento y sus eventuales aplicaciones futuras, es más que evidente. En una sociedad como la actual, donde la democracia se pone en cuestión merced a unas prácticas totalmente reprochables que son reflejo de la sociedad en que vivimos, se demanda más comunicación, más participación y más transparencia en la toma de decisiones públicas. Ya no vale con ser, hay que estar y dejarse ver. Nos referimos a la ciudadanía, y también a la cosa pública. Las nuevas tecnologías no dejan resquicio para el escaqueo, si se nos permite la expresión, y el papel de la ciudadanía en los procesos públicos es cada vez más necesario, y más imparable.
En este documento y la discusión y debate que lo han precedido, se parte de la definición de una serie de conceptos, entre ellos los de gobernanza eficaz y participación ciudadana. Claves a nuestro entender de toda democracia que se precie, más aún si cabe de una democracia en su versión 3.0.: participación, transparencia, comunicación, tecnología…
Nos ha gustado la identificación de la participación ciudadana como un proceso de aprendizaje y desarrollo personal y colectivo, porque implícitamente conlleva a una serie de necesidades de la sociedad, aún no cubiertas. Alcanzar los objetivos de este Libro Blanco supone aceptar sus compromisos con honestidad y arrojo, es decir, dispuestos a desterrar prejuicios y falsas creencias sobre lo bueno o lo malo que puede suponer la intervención de la ciudadanía, su participación activa, en lo público. Lo que no deja de resultar paradójico (lo de los prejuicios decimos), si es que hablamos de democracia. A dónde hemos ido a parar…
El Libro Blanco promueve dos grandes aspectos para avanzar en un modelo de participación y colaboración:
- Construir lo público desde lo colectivo. Promoviendo una cultura participativa que se base en la colaboración entre ciudadanía y Administración.
- Empezar por lo concreto, a través de cinco ámbitos (en principio), de acción política: Salud, Medio Ambiente, Cohesión Social, Aprendizaje y Desarrollo Económico.
A su vez, entiende que una serie de valores son indiscutibles para poder avanzar en su despliegue y seguimiento, en condiciones de eficacia: inclusividad, transparencia, cooperación, innovación. Todo ello desde un esquema de redes de comunicación que no pueden perder de vista ni las tecnologías ni sus agentes tractores.