Según el Observatorio Español de Internet (OEI), durante las fiestas navideñas gastaremos más de 100 millones de euros en compras on line. Son muchas las personas que optan por este canal de compra, no sólo por el ahorro de tiempo, sino también por el abaratamiento de precios.
No cabe duda que vivimos en un mundo que se mueve muy deprisa, y facilitar la vida de quienes viven en él siempre es mirado con muy buenos ojos. En su día, la compra on line se veía como algo extraño, de freakies más bien. Pero poco a poco se ha ido extendiendo y hoy es algo completamente normal y al uso. Sin contar con las ventajas adicionales como son la comparativa de compras, las opiniones de otras personas usuarias y/o compradoras…
Si trasladamos esto al mundo de la cosa pública, no hace falta ser un lince para percibir que también puede ser interés. Porque si no tenemos tiempo para salir a comprar los regalos de Navidad, siempre a última hora, menos aún para pedir un certificado de empadronamiento, o para pagar una multa, en esos horarios administrativos, tan flexibles para la ciudadanía (percíbase la ironía…).
Cierto es que no todas las personas tienen acceso al mundo Internet, pero 100 millones de euros son muchos millones de euros como para no perfeccionar el sistema, como para que no resulte interesante para una empresa el disponer de su plataforma de compraventa on line, si es que se lo puede permitir.
¿No resulta interesante también para los Ayuntamientos, el contar con una plataforma verdaderamente abierta, eficaz y colaborativa con la ciudadanía, que permita interaccionar en la prestación y percepción de los servicios públicos, contribuyendo a su mejora continua?